domingo, 21 de marzo de 2010

LAMBRUSCO.

LAMBRUSCO.


Lame brusco;

lame, brusco;

lame hasta hacer hervir la sangre

achampañada.

Me soltaré el tapón de mis venas

para regarte,

en este dulce sentimiento,

no se si llamarlo amor.

De la tierra do sufrió Petrarca

vinieron ligeras y etéreas

estas burbujas,

esta rosácea libación que hacemos

a Líber,

este sordo arrullo de nido vacío.

Este rubor que tiñe mis mejillas,

rescoldo de un recuerdo,

de un día marcado al azar.

En este manantial,

de delicioso fluir,

apuramos la copa de nuestro primer

encuentro,

en ese terreno vedado,

en ese locus amoenus.

¿A quién debo vender mi alma,

qué llave es la que franquea ese

paraíso perdido?

Prima vera que avanzas con tu manto,

ayúdame a alcanzar esa

primera vez,

ese primer rito,

ese primer sorbo

compartido.

Vino rosado,

venga mi hado.

Vengan más noches de mortecina luz,

en que pases,

de cáliz a cáliz,

diluido en esta boca que te canta

y te ensalza,

agua con polvos,

con ceniza del incienso

que se derrama.

Me cortaré las venas

pero no de amor.

Acudirás a sellar

estos sabrosos afluentes

con tus labios,

en los cuatro puntos cardinales

del placer.

Para mí serás süave

y luego serás brusco.

Lame,

apura esta vez hasta…

¿cuándo?


19/3/10


domingo, 14 de marzo de 2010

FÁBULA DE POLIFEMO Y GALATEA, GÓNGORA.


Al igual que en este blog estoy colgando mis poemas, en el otro he comenzado a colgar una nueva novela, Los cerdos, es por ello que mi inspiración ha ido por otros derroteros esta semana. En dicha novela hay ciertas referencias a la fábula de Polifemo y Galatea; como sea que, en la versión de Góngora, tengo que analizar esta para la carrera, voy a poneros la octava que he escogido, una descripción del monstruoso Polifemo.

7.

Un monte era de miembros eminente
este (que, de Neptuno hijo fiero,
de un ojo ilustra el orbe de su frente,
émulo casi del mayor lucero)
cíclope, a quien el pino más valiente,
bastón, le obedecía, tan ligero,
y al grave peso junco tan delgado,
que un día era bastón y otro cayado.

LUIS DE GÓNGORA.

domingo, 7 de marzo de 2010

EL CONO DE INCIENSO.

Por esto del nuevo cuatrimestre y los viajes, he logrado componer otro poema propio, que voy a colgar esperando que os guste. Si Bolonia lo permite, seguiré este camino semana a semana, más o menos.

EL CONO DE INCIENSO.

El cono de incienso me engaña:

ceniza por fuera,

fuego por dentro.

Confiado lo cojo y me abraso

en incendio.

Lo ofrezco en honor de mis lares,

de mis ancestros.

Por si acaso me vieran ahora,

desde su cielo.

Por si en mis actos de ahora

los ofendo.

Tornado vino el céfiro suave

en violento viento.

Mi musa rescato de este estéril,

estéril Polifemo.

En la tormenta un oasis,

un oasis de febrero.

Una cadena de indicios, ¿señal

o azar incierto?

Ligero de equipaje vine,

no me falta este cuaderno

de dispares asonancias,

de no tan lejanos recuerdos.

La fuerza de Gea derrumba

de la lengua el congreso.

Una lengua que señala mi futuro

y mi sustento.

Resiste el embate, poema, llegarás

hasta el buen puerto.

Mientras tanto, de Pigmalión

la estatua moldeo.

Conquistado este Lugdunum

por el Conquistador Guillermo,

con cono de incienso señalo,

tal vez, ¿mi agradecimiento?

Sobresaliente en la métrica,

merecedor de este premio,

llegaré en este instante

sin comerlo, y con bebercio,

a los cuarenta versos.

27/2/10