domingo, 27 de marzo de 2011

EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA, ESPRONCEDA.

Estamos concluyendo el bloque del Romanticismo español, y nada mejor que este momento para darle vidilla al blog. La semana que viene veremos Bécquer, que caerá aquí, claro como el agua, pero hoy voy a colgar no un poema entero, sino una quintilla extraída de El estudiante de Salamanca, de Espronceda. Trata el tema de las ilusiones perdidas, con un deje melancólico que casa muy bien con un tiempo lluvioso como el de hoy. Ahí os lo dejo y marcho pitando, que el próximo parcial todavía no se ha convertido en una ilusión perdida para mí.

Hojas del árbol caídas
juguetes del viento son:
Las ilusiones perdidas
¡ay! son hojas desprendidas
del árbol del corazón.

ESPRONCEDA

sábado, 12 de marzo de 2011

EL GUARDIÁN Y LA META.

EL GUARDIÁN Y LA META.



El viajero llegó,

una vez más,

al mismo umbral,

la misma meta;

no tan valiosa y,

si acaso, lo sería

por muy postergada.

Guardábala un anciano asno,

más sabio que muchos humanos

y, en todo caso, conocedor

de los errores de estos.


ASNO

¿Tú otra vez?

Ya pensaba que habrías

desistido, joven amigo.


VIAJERO

Lo bastante joven para que

no piense en desistir, oh,

guardián. Luengos años te han

sido concedidos, pero en la vida

humana todavía hay tiempo

de dilatar un poco el viaje,

si no median obstáculos de

mucho rigor.


ASNO

Merecedor eres de esta meta,

te lo digo en confianza,

mas quizá te estés equivocando.

¿Qué hay de la otra, aquella

que traspasaste años ha,

al principio temeroso,

y que ahora no guarda secretos

para ti?


VIAJERO

Se halla en terreno menos árido,

sin duda, y más fácil

me sería limitarme a ella,

si mi naturaleza viajera así

lo hubiera dispuesto.


ASNO

No te veo convencido.

Muchas veces rondaste por acá,

con la mano rozando el pomo.

Fuiste empujado hacia aquí,

aconsejado hacia aquí, con

el acceso junto a tus pies

y no quisiste, o no pudiste,

aprovecharlo.

¿Acaso no guardas para mí

parte de la energía que

derrochaste en el otro umbral?

Además… ¿Quién habló de

esfuerzo? Puedo ser noble pero,

no obstante, fácil de sobornar.

No te canses de mirar esta

meta; si no has entrado, es

porque así has querido.


VIAJERO

Hasta ahí estamos de acuerdo,

guardián. No, no he querido

comprarte, y no porque mi

bolsa ande algo mediana.

Las monedas brillan; más lo hace

la voluntad de un viajero orgulloso.

Quizá llegue el día en que

veas cómo se tuerce…


ASNO

No sería el primer caso.

Otros más obstinados cayeron,

pero creo que tu obstinación

no deja de ser un obstáculo,

como otros que tú mismo

te preparas.

¿Qué clase de entrada deseas?

¿Bajo palio? ¿Que doble mis

cuatro patas ante ti?

¿La has planificado todo este

tiempo, como una venganza

paladeada con sonrisa altiva?

¿O entrarás de refilón,

modesto, para ya dentro ir

labrando un camino?


VIAJERO

Sabio asno, bien conoces

mis obstáculos, ya veo, los que

me fabrico, los que otros

manejan, para confundir y

confundirme. Pero también

tengo ayudas, y las tendré

de quien no creyera esperar.

Aguárdame aquí; no tengo

prisa, mas siento que la

misión está llegando al fin.

Mi deseo es entrar:

¿qué importa si lo hago

de forma tímida u orgullosa?

Lo haré, y no esperes

corromperme, no todavía.


ASNO

Bien está así. Suerte en la

misión, viajero. Veo que no

te conformas, y en eso

hasta me alegro por ti.

Hasta la próxima visita,

¿pudiera ser la definitiva?


El viajero marchó, sin

plazos, sin fechas, solo

pensando en un regreso y una

entrada sencilla, como siempre

lo fue.



8/3/11