sábado, 9 de abril de 2011

EL ORGULLO.

Sí, es cierto, ya he colgado hoy un poema, y Bécquer es competencia muy dura, pero hacía ya un tiempo que no colgaba uno mío y, por ende, allá va, a ver si en Madrid me inspiro y doy a luz alguno más.

EL ORGULLO.


No es este orgullo festivo,

sonriente, acharolado;

sí es desnudo, sí es mezquino,

sí es descarnado gusano

del odio, del enfermizo

encono, entre un lado

y otro lado.

¿Por qué?


¿Cómo aquí? ¿Cómo ha pasado?

¿Qué es lo que se ha jodido?

(En lengua de Garcilaso).

Estos cimientos abstractos,

que creí bien construidos,

eran pajas, eran barro,

¡y en el cieno se han hundido!

¡Hundido!

¿Por qué?


Fue este orgullo maldito,

tan viril, tan sin recato,

aliento de pechos henchidos,

de pechos con rencor barato,

de pechos otrora amigos,

otrora juntos, lado a lado,

entrelazados.

¿Por qué?


Pechos y cráneos de granito,

compactos, cuadriculados,

despertad, os lo suplico,

de este sueño tan amargo,

de este triste desatino,

de este absurdo y rancio

espectáculo.

No lo se…


9/4/11

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