jueves, 12 de mayo de 2011

RUBIA.

RUBIA.


Rubia turbia

de voz que, si se bebiera,

sabría a amargura.


Rubia lúbrica,

(préstamo de Clarín),

cercana figura,

perdida princesa

de las estepas rusas.

Observo tu retaguardia,

la melena es una lluvia

amarilla, que refresca

y no me ensucia

(si acaso la mente,

la neurona suelta e impura).


Rubia rústica

(cual pastora de Virgilio,

no lo tomes a burlas),

tú que me diste la espalda

en la época más mustia,

y la espalda no fue desprecio,

sino una tabla dura

de salvación, un faro

que calienta y alumbra.


Rubia…

(ya me incordia

esta rima tan reputa)

Te irás, no diré:

¡qué vida más injusta!

ni otro tipo de obviedades

recurrentes y absurdas.

Vivirás en la memoria

de esta corta asignatura,

guardada como un icono

disipador de dudas,

factor estabilizador

cuando falla la cordura

y quizá pasajero fantasma

en sueños y pesadillas… impúdicas.


11/5/11

No hay comentarios: