jueves, 13 de marzo de 2008

LAS MENOS TREINTA.


LAS MENOS TREINTA.

Las menos treinta en el reloj
marcaron el inicio de viejos rituales.

Pero hoy no, amado amigo.
Del teléfono de la esperanza
la línea se cortó en este Golden Gate Bridge.
Míralo.
Cuenta los círculos imaginarios,
los cientos de de ellos en teoría borrados
por estar aquí, en este mortuorio a plazos.
Patético no consumo esta violación,
forzando una poesía que no me da placer.
Mi vanidad arranca en vano su corsé.
¿Rima? ¿No rima? Te jodes.
Este es mi mundo. Estas son mis reglas.
Conecta cuatro.
Cuatro hostias níveas.
Cuatro fases de la vida.
No quiero encajarlas.
No quiero pensar.
El yo no quiere articular, busco esputos,
trepano este joven vieja psique sin remedio
y sale una procesión de tristes borrachas.
¡Qué lástima me dan!
Torcidas, de vestiduras entreabiertas.
Si apenas pueden andar,
¿acaso podrán significar?
Amenazan las trompetas.
¡No me flageles, Señor!
Ocho días aún restan a tu muerte.
Redoble de tambores.
Cristo no está ni en la mitad de vosotros.
Lengua, Lengua, Lengua.
Juego a ser Lorca enterrado en el averno.
Función estética: nula.
Desnudo a Sylvia Plath sobre las brasas.
Uso natural de la lengua.
¿Luego esto era el regreso?
Uso antinatural de la lengua.
Un suicidio sin valor aplazado.
Tus labios abocinados.
Contrahecha Penélope me espera en esta Ítaka.
Sobre los míos.
Evoquen vuestros tañidos la muerte.
Sobre mi cuello.
Sobre mi seno.
Sobre mi falo.
Yo quiero ver la vida.
Untármela sobre las mejillas.
Ahí está la vida.
La vida está en la risa.
En el olor a sopa de fideos.
En las cuerdas chochales.
En la cara que pondréis
leyendo esta andanada.
En esta vieja puta que aún tiene hueso que succionar.
En ver si hostis ad portas puede o no puede más.
¡Por Libia y por ti no me rindo!
Porque de Dios solo en ti encontré la silueta.
Porque te marqué como si perderte temiera.
Porque esta locura querría que ningún ojo leyera.
Porque este mi léxico se atrofia sobremanera…
Porque no me creo que de este viejo rincón mi origen partiera.
De este agujero de secretos no declarados,
almacén de retazos de lo que más amo:
Amo estar aquí:
Aunque no lo parezca.
Porque amo a lo más nimio de esta agonizante Tierra:
el humo del incienso
aspirado en mis entrañas;
las ridículas tetas
que me apunta la muchacha;
la grasa que no te estorba
para llevarme a la cama;
sin ser genio ser alguien
que la creación ama;
interminables partidas
de La herencia de la tía Ágata;
que me queráis como soy
un saco lleno de taras;
Tolkien, Proust y Capote
reposan en la misma balda;
volver a ver otra vez
tu piel recién depilada;
el concierto cuyo clímax
me elevó de la butaca;
los disímiles encantos
que tiene Cazurrolandia;
notar burbujas subiendo
en jacuzzi de una sauna;
degustar té moro helado
como hicimos en Granada;
dulce crema cocida
se esparce por mi garganta;
si eunuco me llamásteis
ver vuestra boca sellada;
el monte, el campo, el molino,
cantos de Disney en la marcha;
con sangría de chino barato
brindar por la muerte del Papa;
una blonda cabellera
en mis manos agarraba;
ser outsider absoluto
como lo fui en Ponferrada;
no saber si cien versos llevo
desgranando mis chorradas…

Menos treinta en el reloj.
Eclipse de corazón.
Debo, no lo quiero,
cerrarte con un adiós.

13/3/08

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