RUBIA.
Rubia turbia
de voz que, si se bebiera,
sabría a amargura.
Rubia lúbrica,
(préstamo de Clarín),
cercana figura,
perdida princesa
de las estepas rusas.
Observo tu retaguardia,
la melena es una lluvia
amarilla, que refresca
y no me ensucia
(si acaso la mente,
la neurona suelta e impura).
Rubia rústica
(cual pastora de Virgilio,
no lo tomes a burlas),
tú que me diste la espalda
en la época más mustia,
y la espalda no fue desprecio,
sino una tabla dura
de salvación, un faro
que calienta y alumbra.
Rubia…
(ya me incordia
esta rima tan reputa)
Te irás, no diré:
¡qué vida más injusta!
ni otro tipo de obviedades
recurrentes y absurdas.
Vivirás en la memoria
de esta corta asignatura,
guardada como un icono
disipador de dudas,
factor estabilizador
cuando falla la cordura
y quizá pasajero fantasma
en sueños y pesadillas… impúdicas.
11/5/11